Los buenos contenidos en la Web ayudarían a cerrar la brecha digital

Pensar en reducir los costos de los servicios de conexión a Internet, aumentar los programas subsidiados de acceso subsidiado de acceso a las nuevas tecnologías, promover el uso del Software libre u organizar una teletón para donar computadores nuevos o de segunda mano para los más necesitados, los de aquel lado de la brecha digital, pueden ser propuestas del discurso de políticos, ONG, universidades, empresas y hasta, por qué no, periodistas.

Todos los ciudadanos jugamos un rol en el aumento o reducción de la brecha entre los conectados y no conectados a la información y el conocimiento gracias a la tecnología. Bien sea porque hagamos parte de los que toman las grandes decisiones o de los que no la toman. Tanto los activistas como los apáticos impactan en los indicadores de acceso a las nuevas tecnologías en una sociedad.

Los periodistas juegan un papel crítico en las decisiones del poder. En este caso, en las políticas públicas de Tic transformadas en programas de acceso a las terminales y a servicios de comunicación como telefonía e Internet, para garantizar el bien común, que es el beneficio de los de aquel lado de la brecha digital para que se inserten en la Sociedad de la información.

Pero hay otra cosa que, a mi parecer, también podrían hacer los periodistas para garantizar y promover el acceso a las Tic. Es volver a la excelencia del oficio: escribir bien, escribir para la Web.

Pero, ¿qué relación guarda el producir buenos contenidos con un mayor acceso a servicios como Internet?

A reinventarse

Las definiciones más universales de lo que significa y abarca el concepto de periodismo digital coinciden en aspectos como continuidad, interactividad, versatilidad, hipertextual, multimedia y personalización.

Las lógicas de la producción de contenidos en el periodismo digital exigen más allá que la clásica producción de textos. Para el periodista en la era digital significa conocer y poner en práctica conceptos como la usabilidad y accesibilidad de los sitios web por parte de sus usuarios. Esto solo se logra con hipertextos, decisiones conceptuales en cuanto al diseño y la organización de los menús, la periodicidad y actualización y las distintas plataformas con las que se puede acceder a la información.

Pero hay otro factor tan importante como la usabilidad: el contenido. Tanto los asiduos como los nuevos usuarios de Internet tienen que tener servicios, ya sea informativos, de transacciones o participativos con los que puedan satisfacer las necesidades de conectividad en esta era digital.

Un texto bien escrito para entornos Web podría aumentar hasta en 124% la lectura (NIELSEN) lo que repercutiría en mayor número de usuarios que consuman contenidos en Internet, sobre todo aquellos que apenas empiezan a leer en pantallas y con conexiones a Internet lentas.

Mil millones de usuarios tendrá Internet a nivel mundial y esta cifra aumenta cada día más con los usuarios que se conectan con smartphones. Muchas de estas plataformas son la base fundamental para la ampliación de la brecha digital, por lo que inicialmente hay que concentrarse en producir contenido para terminales y servicios a los que puedan acceder una gran parte de usuarios con condiciones económicas poco favorables y otros que no vean la utilidad de la tecnología para su desarrollo social.

La telefonía celular es un gran aliado para un periodista que viva en las condiciones sociales como Colombia que tiene casi un celular por cada habitante. No en vano en África, el continente con peor infraestructura de conectividad y menos poder adquisitivo per cápita, surgieron reconocidos servicios de conexión de ciudadanos a través del celular para causas sociales: Ushahidi y Frontlinesms. Estas dos plataformas hoy día cuentan con gratas experiencias en países subdesarrollados de todo el mundo.

Sin banda ancha

La mejor acción para reducir la brecha digital es el esfuerzo y la voluntad de quien no tiene acceso a la tecnología para insertarse en la era digital. Y una gran oportunidad para esto es que las páginas web sean accesibles desde los navegadores, conexiones y usuarios que intentan conectarse.

Flash, archivos muy pesados, páginas lentas de cargar y de difícil arquitectura no son buenos amigos de las conexiones lentas. Si los usuarios tienen buena experiencia en una página web y si además encuentra contenidos, funcionalidad y participación, podría encontrar la utilidad a un servicio del que estaba ciego.